1 de junio de 2016

Contra Dios y marea VI

Es que son otros los protagonistas. Los otros. Cientos de otros que toman las riendas, colocan la carpa, venden los boletos, domestican las fieras, atraen al público. Cientos de miles de otros que hacen malabares, cruzan el aro de fuego, dominan la cuerda floja, reciben aplausos. Cientos de miles de millones de otros. Cientos de miles de millones que te dan la espalda. Cientos de miles de millones de ausentes. Todos hacen, pueden, crecen, avanzan, construyen, triunfan, revelan. Y mientras tanto, vos estás ahí, en un rincón que no parece ser parte de ninguna parte. Ahí. En la búsqueda de, en la resistencia contra, revolviendo entre, jugando a, luchando por. Cientos de miles de millones de cadáveres, de cuerpos, de embriones, de fantasmas, de historias y de mapas te aniquilan. Te arrinconan. Te sacan de la escena. Entonces la escena se vuelve incomprensible, inenarrable, irremontable, irremediable, indestructible, incómoda. Ya no hay ni intimidad ni intimación. Sólo un agujero en el mundo por donde cae todo menos el deseo. Todo menos los otros, todo menos los protagonistas, menos la escena, las fieras, la carpa, el público. Un agujero en el mundo por donde no cae casi nada. Por donde sólo cae el todo del deseo que hay en vos. Un deseo sólo tuyo que sólo desea un escenario sin tu escena.

28 de mayo de 2016

Contra Dios y marea VIII

Con una pena sin armas.
Así van
los que no pudieron agitar su bandera,
los que no conocen más cielo
que el fondo del mar,
los que ganaron un fantasma,
los que se untaron de miedos.
Así voy yo,
sin abrigo, sin agua, sin zapatos,
a contramano de la paz,
del amor,
del éxito, del talento y de la fuerza.
Así vamos todos,
subidos al único carro
que tiene ruedas perfectas,
colgados del único viento
que puede seguir y seguir
hasta volver a empezar.
Vamos para volver
aunque no tengamos regreso.
Vamos con la firme resistencia
que fracasa en cada sílaba.
Ninguna luz atraviesa la pena.
Ninguna lágrima alivia la sed.

13 de mayo de 2016

Afiche de Contra Dios y marea



Diseño del afiche: Cecilia Cuniolo

Contra Dios y marea

Estuche de Summa Poetica

Contra Dios y marea XII

No siempre se trata de luchar por el reencuentro. El reencuentro no es nadie. El reencuentro es un pasillo y nada más. Un pasillo donde ya no se oye ni el silencio. La lucha por el reencuentro, entonces, es una caminata sin esquinas, una carrera sin adversario, una peregrinación sin dioses, un buceo por aguas estancadas, tan parecido a la quietud. La verdadera semilla no es el reencuentro. El reencuentro es una abstracción inexplicable, una cáscara cercana y promisoria, un puente entre el labrador que ha perdido su semilla y la semilla que no puede, que no es libre de, que todavía no sabe alzarse hacia la luz. No siempre se trata de luchar por el reencuentro. A veces, ni siquiera se trata de luchar. A veces, se trata simplemente de mover los pies sobre la tierra, de amanecer para el amor, de arrodillarse ante la lluvia, de abrigarse en la ley. De cuidar la semilla a través de todas las murallas. De soñar con la cosecha, de abrazar la cosecha.

17 de noviembre de 2011

Contra Dios y marea III

La ley de lo perfecto
es una ley
perfecta:
Cuando no falta casi
nada, parece que faltara
casi todo.
El último paso
gana altura
hacia adentro.
El cuerpo pide
que el universo se reduzca.
El cerebro pide
temblores,
tambores,
insomnio, agua y santidad.
La piel pide piel.
Los ojos piden ojos.
La sangre nunca falla.
La ley de lo perfecto es Clara:
la sangre no se va.

24 de junio de 2011

Contra Dios y marea I

Para llegar hasta el miedo es necesario
hacer un largo viaje.
Es necesario salir del mundo
para no entrar en ninguna casa,
en ningún jardín, en ninguna nube.
Es necesario hacer las valijas,
clausurar los relojes, cambiar el equilibrio.
Todos los caminos que llevan hacia el miedo
están plagados de ratas, de pozos,
de piedras y de noche.
Todos los imanes, todos los zapatos
que roban la distancia
entre la música y el miedo se resisten,
hacen temblar los polos, las uñas,
la piel y la madera de la piel,
los huesos y la madera de los huesos.
La carne y la maleza de la sangre.
Para llegar hasta el miedo es necesario
abrazarse a la caída,
a las balas, al ritmo de un verso
que no sabe qué decir.
Al ritmo de un corazón que late sin ofrendas.
Al ritmo de un pentagrama sin red.
Y no basta con un paso,
no basta con un pasaje, con un paisaje,
con un país, con un puerto.
Es necesario que todas las gotas
estén deshabitadas,
que todas las células se enfrenten con el sueño,
repudien el sueño, desalojen el sueño.
No basta con cerrar los ojos:
la ceguera sin revés es necesaria.
El minuto sin marea es necesario.
El mareo sin vaivén,
el golpe que atraviesa la mano.
Para llegar hasta el miedo
es necesario dejar que la traición,
el olvido y la miseria
echen raíces.
No hay excusas para el miedo.
Lo hemos elegido. Nos hemos entregado.

11 de abril de 2011

BoC

Me pregunto dónde estás.

Sé dónde estás y sin embargo la pregunta no se calma.

Apago todas las luces. Lleno la bañera.

Me entrego al agua tibia y siento que por fin comienzo a conocerte.

Busco un pez entre mis huesos.

Trato de imitar tus brazadas. Trato de imitar tu latido.

Dejo que el tiempo me estire, me salpique

y me transforme.

Nademos los dos, hagamos olas,

ensayemos casi juntos una danza.

Los brazos hacia adelante,

las rodillas sobre el pecho.

Vamos, viajemos casi juntos,

cada uno en su mar,

descubramos que todas las aguas se conectan.

Cuando al mirar a tu padre veas un pez,

habrá un secreto nuevo entre nosotros.

25 de octubre de 2010

Los materiales del amor


Un momento después
descubro que al pasar por tus ojos
me transformo en semilla.
Un momento después,
sí,
porque mis manos se demoran
con las últimas gotas del miedo.
Es que un segundo hacia atrás
no había jardines,
ni agua ni horizonte.
Un segundo hacia el costado
y la mente se enredaba con el filo
de algún hacha.
Fue necesario un segundo
para tomar los materiales del amor,
para escapar hacia tus ojos
y transformarme en semilla.
Un segundo, nada menos.
Un segundo
es el tiempo que lleva entrar en la tierra
y sentirse protegido.
Un segundo
para ser la tierra,
para hacer la tierra,
para hacer que los brotes
se tienten con la tierra.
Un segundo para mirarte,
para cambiar con tu mirada.
Y entonces
llega el momento,
el momento después,
ese momento
en que los aviones de tus ojos
me elevan,
me devuelven a la luz,
me convidan con el vértigo de estar en la tierra
mientras me alejo de la tierra.
Los materiales del amor
se despliegan, me envuelven,
me liberan.
Y ahora los barcos tienen una ruta,
las palabras tienen una ruta.
La piel tiene una ruta.
La semilla que soy
se desanuda sin apuro.
Abre sus tallos,
se abre en tu beso,
me abre a tu agua.
Y entonces,
un momento después,
soy eterno
entre tus ojos.
Un momento después,
sí,
qué importa un momento
cuando los materiales del amor
desanudan el tiempo.
Construyen
el tiempo.
Nos soplan
hacia el tiempo.
Qué importa un momento
si en los remolinos del tiempo
no hay tiempo
que perder.


7 de octubre de 2009

Deshielo


-->

Después de tanto error, de tanto escombro, de tanta culpa sin latidos, después de tanta agua sin beber, de tanto no beberé, de tanta arena movediza para un hombre quieto. Después de tanto juramento, de tanto juramento roto, de tanto juramento de romper. Después de tantas cenas en silencio, de tanto teléfono en silencio, de tantos canales sin un barco que atraviese los silencios, después de tanto silencio en los relojes, de tanto silencio en el deseo, de tanto silencio en las guitarras que pasaban. Después de tantas guitarras maldecidas, de tantas guitarras de lujuria maldecida, de tantas guitarras de ternura amurallada. Después de haber renunciado al rocío, al polen y a la miel. Después, cuando todo era moscas y metales y más moscas, cuando los guerreros sólo parpadeaban, cuando los párpados de los guerreros ya ni siquiera llamaban ni al sueño ni a la luz, alguien ofreció la gasa de su piel, la vitamina de su voz, el soplo de su lágrima feliz. Alguien reparó los techos con su abrazo, abrió las ventanas con su abrazo, alguien se llevó la basura, quemó las cartas envenenadas, vació la violencia con su abrazo. Alguien lustró los pisos, perfumó las sábanas, perfumó la mirada, perfumó el futuro. Alguien trajo su placenta, su pasaje, sus caminos, su ambulancia. Alguien barrió las últimas cenizas, desmontó el universo, se apoderó del universo, creó un universo nuevo, me puso el sol en la boca, me puso los verbos en la carne, me puso la pasión en todo el cuerpo, derritió las nieves de la cumbre, me invitó a la cumbre, me acompaña en la cumbre.

31 de agosto de 2009

Presentación de Tiranía del desborde


¡No se me olviden!


Viernes 25 de septiembre de 2009

de 18:00 a 19:30
(tenemos que ser puntuales porque el Tortoni tiene otra actividad programada a las 20:00)

Bodega del Café Tortoni
Avenida de Mayo 825 - Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Presentación del libro Tiranía del desborde, editado por Vinciguerra.

Se referirá a la obra mi tocayo Osvaldo Rossi.
Dialogará conmigo mi tocayo Sebastián Barrasa.

Los ausentes no serán perdonados.

15 de julio de 2009

Acerca de Amplitudes

Amigos:
A un paso de su publicación, el libro Amplitudes ya no será Amplitudes. Después de unos cuantos días de obsesivas idas y venidas, el título definitivo es Tiranía del desborde. Los poemas del libro que figuran en este blog, incluido el que acabo de publicar, ya tienen el título y la numeración que les corresponde.
¡Colaciónense!

Tiranía del desborde XXXVI

Hay espacios apropiados para lo que no sucede,
hay cuerpos que se asfixian porque no llega el abrazo,
hay madera , hay señales, hay soles que nadie alcanzará.
Y aunque todos los pájaros canten a la vez,
y aunque todas las bocas se derramen en el agua,
algunas pocas cosas tienen su momento.
Un ejército de huecos ametralla lo invencible.