A veces me lamento de contar
con tan pocas palabras, con tan pocos gestos,
de sentir apenas lo que siento,
de no poder diseñar otro destino,
otra fuerza, otra dimensión
que se prolongue un poco, tan sólo un poco más allá.
Me lamento de estos límites,
de estas desgraciadas cadenas
que me atan como si mataran,
que me ajustan al talle de lo que soy
sin dejarme empujar mis miserias un poco,
tan sólo un poco más allá.
¿Cómo desgarrar este entramado,
cómo seducir las amplitudes de la ausencia,
cómo resolver esta ecuación de sumar y sumar
tantos puñados de pobreza que nunca serán otra cosa
que uno, que la unidad de uno mismo:
el esfuerzo más el dolor más el coraje,
el amor más el futuro más el verbo, la osadía
más el hambre, el miedo más la música?
Sumarse por completo es casi como no sumar nada,
es casi lo mismo que arrastrarse por los gastados papeles
de la tierra dejándose vencer antes de dar el primer paso,
antes de dar el primer beso, la estocada más feroz;
es casi lo mismo llorar que desnudarse,
mentir que gritar, dormir que mirar fijo,
que mirar fijamente a los ojos para afirmar las pasiones,
que mirar fijamente a los ojos para no escuchar.
A veces me lamento de que tanto mundo por delante
se escape irremediable de mi paso por el mundo.
2 comentarios:
Este es uno de los poemas que más me gustan de tu libro. POr eso lo elegí para tu presentación.
Las últimas dos lineas son excelentes (el resto también, pero sobre todo las últimas dos lineas...)((y/o mi definición de excelencia se basa en una preferencia cabalmente narcisista))
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