28 de mayo de 2016

Contra Dios y marea VIII

Con una pena sin armas.
Así van
los que no pudieron agitar su bandera,
los que no conocen más cielo
que el fondo del mar,
los que ganaron un fantasma,
los que se untaron de miedos.
Así voy yo,
sin abrigo, sin agua, sin zapatos,
a contramano de la paz,
del amor,
del éxito, del talento y de la fuerza.
Así vamos todos,
subidos al único carro
que tiene ruedas perfectas,
colgados del único viento
que puede seguir y seguir
hasta volver a empezar.
Vamos para volver
aunque no tengamos regreso.
Vamos con la firme resistencia
que fracasa en cada sílaba.
Ninguna luz atraviesa la pena.
Ninguna lágrima alivia la sed.

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