9 de noviembre de 2008

Tiranía del desborde VII

Me callo cuando la palabra es lo único. La palabra es la moneda que sobrevive al vacío. Golpea con los huesos, en los huesos se corrige, entre los huesos se modela la moneda y su eco de huecos es la imagen del terror. Yo gritaría la palabra para decir que la palabra no es el hueso, no es el hueco, no es el eco. Y ya no sé si en el silencio hay fortuna, si en el grito hay fortuna. Si hay fortuna.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

muy lindas imágenes, en serio.
En todas estas "amplitudes".
(el post vale por 5)
saludos

ade dijo...

- EL ECO SE BURLA DE NUESTROS GRITOS. NOSOTROS NOS BURLAMOS DEL ECO PERMANECIENDO EN SILENCIO,AUNQUE EL EQUILIBRIO ES PURO CUENTO. ADE

Unknown dijo...

El valor del silencio no tiene precio. El callar de las cosas es un umbral a cruzar lleno de fiestas donde la palabra es una llama, un estilete o, concedamos, un humo blanco.
Cuando la palabra habla, esa palabra elegida, certera y lúcida, callan mil imágenes congeladas y brotan las sensaciones, imágenes nuevas, vivas.

Me diste una moneda que cayó de canto, la tomé y me permití hablarte. Era para decirte que me ha gustado tu escrito. Muy limpio. Muy fresco.

Saludos.

Anónimo dijo...

La trascendencia de la palabra, siempre. Bien lejos, afortunadamente, de tanta banalidad "postmoderna". Felicitaciones, Sebastián

Mariano Shifman