24 de junio de 2011

Contra Dios y marea I

Para llegar hasta el miedo es necesario
hacer un largo viaje.
Es necesario salir del mundo
para no entrar en ninguna casa,
en ningún jardín, en ninguna nube.
Es necesario hacer las valijas,
clausurar los relojes, cambiar el equilibrio.
Todos los caminos que llevan hacia el miedo
están plagados de ratas, de pozos,
de piedras y de noche.
Todos los imanes, todos los zapatos
que roban la distancia
entre la música y el miedo se resisten,
hacen temblar los polos, las uñas,
la piel y la madera de la piel,
los huesos y la madera de los huesos.
La carne y la maleza de la sangre.
Para llegar hasta el miedo es necesario
abrazarse a la caída,
a las balas, al ritmo de un verso
que no sabe qué decir.
Al ritmo de un corazón que late sin ofrendas.
Al ritmo de un pentagrama sin red.
Y no basta con un paso,
no basta con un pasaje, con un paisaje,
con un país, con un puerto.
Es necesario que todas las gotas
estén deshabitadas,
que todas las células se enfrenten con el sueño,
repudien el sueño, desalojen el sueño.
No basta con cerrar los ojos:
la ceguera sin revés es necesaria.
El minuto sin marea es necesario.
El mareo sin vaivén,
el golpe que atraviesa la mano.
Para llegar hasta el miedo
es necesario dejar que la traición,
el olvido y la miseria
echen raíces.
No hay excusas para el miedo.
Lo hemos elegido. Nos hemos entregado.

6 comentarios:

IRENE dijo...

Excelente, Maestro!
Estoy pasando por un momento muy especial. Tu texto me cabe como anillo al dedo.¡GRACIAS!

Anónimo dijo...

Lo que hay que bregar para llegar al miedo ha sido descrito por usted de una manera magistral. Preciosa literatura.

Jorge dijo...

excelente

la occhi dijo...

Siempre quiero dejar un comentario en tu blog y nunca me animo, porque no sé que decir ante textos tan maravillosos, que me abren los poros y el alma.
Es un placer leerlo, señor. Un verdadero placer.
Gracias por poner tu talento a nuestro alcance.
Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

Traicionemos al miedo
y volemos con sueños!
Diana Achilli.

sil gianibelli dijo...

gotas deshabitadas ... precioso en en sentido de precioso una joya afrancesada que me encanta