10 de septiembre de 2007

Para Sangrar o Volver, poema II

A veces me lamento de contar

con tan pocas palabras, con tan pocos gestos,

de sentir apenas lo que siento,

de no poder diseñar otro destino,

otra fuerza, otra dimensión

que se prolongue un poco, tan sólo un poco más allá.

Me lamento de estos límites,

de estas desgraciadas cadenas

que me atan como si mataran,

que me ajustan al talle de lo que soy

sin dejarme empujar mis miserias un poco,

tan sólo un poco más allá.

¿Cómo desgarrar este entramado,

cómo seducir las amplitudes de la ausencia,

cómo resolver esta ecuación de sumar y sumar

tantos puñados de pobreza que nunca serán otra cosa

que uno, que la unidad de uno mismo:

el esfuerzo más el dolor más el coraje,

el amor más el futuro más el verbo, la osadía

más el hambre, el miedo más la música?

Sumarse por completo es casi como no sumar nada,

es casi lo mismo que arrastrarse por los gastados papeles

de la tierra dejándose vencer antes de dar el primer paso,

antes de dar el primer beso, la estocada más feroz;

es casi lo mismo llorar que desnudarse,

mentir que gritar, dormir que mirar fijo,

que mirar fijamente a los ojos para afirmar las pasiones,

que mirar fijamente a los ojos para no escuchar.

A veces me lamento de que tanto mundo por delante

se escape irremediable de mi paso por el mundo.

2 comentarios:

Sebastián Zaiper Barrasa dijo...

Este es uno de los poemas que más me gustan de tu libro. POr eso lo elegí para tu presentación.

Gala dijo...

Las últimas dos lineas son excelentes (el resto también, pero sobre todo las últimas dos lineas...)((y/o mi definición de excelencia se basa en una preferencia cabalmente narcisista))