13 de abril de 2009

Tiranía del desborde LIII

Cuerdas que sostienen el cielo para que nadie baje del cielo. Cuerdas de los vientos que alguna vez señalaron el rumbo hacia adentro. Cuerdas que se ensanchan con cada golpe de error. Material de cárceles. Material de sueños desprolijos. Material de mañanas que no huelen a futuro. Membranas que rompen el agua. Membranas aturdidas. Membranas. El primer final. Diapasones escapados del reloj. Saliva escondida en el reloj. Distancia sacudida en los relojes. Alturas. Vértigo de alturas. Asco de alturas indecisas. La piel. La cicatriz. El último inicio. Los límites perdidos. Un lugar para el después.

3 comentarios:

Keiko dijo...

Sebastián "O":

lo que escribís es muy potente y profundo. Creo que encontré la palabra para tus palabras: "retumban" en la cabeza
y en el corazón.

**VaNe** dijo...

Ay! Me fulminó.
Es tan conciso, tan potente, es un mazazo.
Creo que la próxima vez que venga de visita por acá, voy a tener que traer una armadura... temo por mi integridad ante tremenda fuerza.

Fanny dijo...

Y cómo sería que una cuerda pueda ajustar en la lectura a una no cuerda?

Sensiblemente, un ángulo de la locura que se mide a la décima poetencia.

Fanny